NO HAY DOS CURSOS IGUALES

(pequeño consejo antes de que comiences esta lectura: pincha los enlaces, disfrutarás aun más😉😊)


No hay dos cursos iguales, todos lo sabemos, pero tan especiales como el que acabamos de vivir, ninguno. 2020 nos deja marcados para siempre. Apenas habíamos empezado a bailar “Tusa” cuando nos vimos cantando todos los días a las 20:00 “Resistiré”.

El verano había pasado y todos, o casi todos, estábamos gritando en casa “Wake me up when September ends!”. Sí, era septiembre; entonces recibimos a los davicinos nuevos, nos reencontramos con los amigos, los compañeros…y comenzamos otra vez el camino.



Con “Alicia en el País de las maravillas” recibimos un primer aviso, pero no supimos escuchar: «Si conocieras el tiempo tan bien como yo, no hablarías de perderlo».


Octubre, algún puente, alguna excursión, exámenes… Pasaba el primer trimestre y no nos percatábamos de que “nothing lasts forever even cold November rain”.

Navidades: los dulces sabían igual de bien que siempre, comimos las uvas cargados de sueños, deseos y planes para el año que empezaba (reconócelo, tú también hiciste planes para tu corazón roto: “This year, to save me from tears, I'll give it to someone special”).


Enero de 2020. Vuelta a las clases. En la segunda evaluación Orwell, Huxley, Marvel, DC,…todos nos alertaban...


Un runrún avanzaba acercándose, pero apenas se oía, lo tapaba el rasgar de la tiza en la pizarra, el ruido de las sillas al moverse, el griterío del patio, el bullicio que se expande verja afuera cuando el hambre aprieta, “el sitio de mi recreo: donde nos lleva la imaginación, donde con los ojos cerrados se divisan infinitos campos”. Así que actuamos como los grandes… 

Marzo. De pronto, el silencio. Se vaciaron las aulas, el timbre enmudeció y en los pasillos fueron apagándose los ecos de nuestra voz. El mundo se detenía. Agendas con las páginas blancas como los copos de la nieve que no llegó. Y entonces, “miedo de volver a los infiernos, a tenerte que olvidar. Miedo de no verte nunca más”


Durante casi tres meses, les ventanes dexaron de ser indiscretes y saquemos les vides a los balcones pa que cada día dexare de ser “un día más en la vida” y pasara ser un día menos pa echanos de menos, pa damos cuenta que’l mundu nun parare, namás diba más despacín, más seliquino, lo suficiente pa poder montanos nél cuando mos abriere les puertes otra vez. Pero de momentu, nun mos quedaba otra que mirar “el mundu” dende les pantayes del móvil y l’ordenador (un mes más de confinamientu y acabo íntima de Bill Gates, inclusu camenté la posibilidá de mudame a Silicon Valley si nun tuviere tantu apegu al sitiu “onde me nacieron”) 


No fue fácil para nadie, no habíamos ensayado ni hecho simulacros para algo así. Habíamos empezado como superhéroes y de repente nos vimos como pollos desplumados.


Costó mucho esfuerzo ir tendiendo los puentes donde encontrarnos, pero los superhéroes anónimos somos así, capaces de teletransportarnos en cada mensaje, vídeo, foto o llamada. "¡Dioses a mí!"

Tuvo que ocurrir algo así para darnos cuenta de que el instituto es mucho más que un edificio, porque, una vez superado el susto inicial, entre todos logramos que el David Vázquez siguiera latiendo desde cada casa. Desde casa estuvimos trabajando “para ti, que estás de morros esta noche; que te rascas pensativo la melena; para ti que no soportas ningún rollo horrible; para ti, que sólo tienes quince años cumplidos; que naciste en tiempos asesinos; que comprobarás lo que otros han dicho. Para ti queremos otear el paraíso”.


Y entós, los compañeros pasaron a convertise nun pegoyu fundamental nesta nueva y rara vida; y compartieron, y comprendieron, y tuvieron paciencia (¡¡¡muchaaaa!!!!), y berraron, y rieron…y fueron amigos; y xuntos dímonos cuenta de lo importante que ye la risa pa vivir y la suerte de tener xente col que facelo. Si me tengo que quedar con dalgo d’esti tiempu pasáu ye toles rises que me regalaron. Ta claro que non siempre "love is in the air" pero cuando lo ta, qué guapo ye ¿eh?




Tener que despedirnos sin despedida, es duro. Toca descansar y coger fuerzas. Tendremos que aprender a chocar los codos en vez de los cinco, a sonreír con la mirada, a inventar un lenguaje de señas para contarnos cómo aprendimos a distinguir lo más valioso, lo que no tiene precio. "Donnez-moi une suite au Ritz, des bijoux de chez Chanel, je n'en veux pas! Donnez-moi une limousine, j'en ferais quoi? Un manoir à Neufchâtel, ce n'est pas pour moi! Je veux de l'amour, de la joie, de la bonne humeur,..."

Creo que será un año que nunca olvidaremos. Y si se me olvidara, "rappelle-moi le jour et l'année. Rappelle-moi le temps qu'il faisait..."




Ahora toca verano. “Tengo el cuerpo empapado en sudor. Se me cae la casa encima. ¡Yo ya no aguanto el calor! La vida ya no es vida en la ciudad. Llegó la hora de cambiar asfalto por mar, cansado de vivir en una jaula como un animal”. Así que vamos a disfrutar del aire y del sol, “porque hoy, algo me dice que ¡voy a pasármelo bien!”.

Pero también, y sobre todo, vamos a cuidarnos mucho para volver a vernos, porque "I can't live with or whithout you", porque "all I want is you"Porque volverá septiembre y nos veremos, sí, nos veremos y charlaremos, recordaremos, nos reiremos...pero, sobre todo, aprenderemos; aprenderemos a continuar porque ya sabemos que aunque las situaciones sean adversas, nos tenemos los unos a los otros para hacerles frente lo mejor posible.





Feliz verano.

Luna lectora, Lluna llectora.

 

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