Sobre árboles y tradiciones

 

Al instituto llega la Navidad. Con ella se llenan los pasillos de árboles y de tradiciones propias de la época. De hecho, las fotos que ilustran esta publicación son muestra de ello. ¿Por qué ponemos un árbol y por qué lo decoramos? Continúa leyendo para saber más sobre esto.

Las celebraciones navideñas tienen un origen tradicional que se remonta a los ritos paganos que celebraban el solsticio de invierno. Ya entonces los celtas de Europa central celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol al que llamaban Idrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba el cielo y en las raíces, el infierno; un árbol que era el símbolo de la vida ya que, en invierno, cuando casi toda la naturaleza aparecía muerta, éste no perdía sus hojas. Entre los años 680 y 754, la Iglesia católica entendió que era imposible acabar con esta tradición celta, por lo que decidió adaptarla dándole un sentido cristiano. Y aquí surge la costumbre del árbol de navidad, el cual, en su origen, era una simple rama de árbol perenne en la que se colocaban diversos adornos.

Más adelante, en algunas zonas (como es el caso de Asturias), se armaba una estructura triangular sobre un tronco central vertical, que imitaba la forma de un árbol, la cual se adornaba con hojas de árboles perennes y diferentes abalorios que simbolizaban la riqueza, y también con embutidos, rosquillas o frutas, convirtiéndolo en un «árbol de la prosperidad”. En Asturias este es el “ramu nadal”, que se decoraba con hojas de tejo, abeto o de acebo, con 12 velas (una por cada mes del año) y otros objetos colgados, como cintas, hilos o encajes y, a sus pies, una cesta con frutos de otoño-invierno como las castañas.



También en esta época del año se celebraban otros ritos emparentados o vinculados directamente a la protección del hogar. Como la costumbre de echar en el lar familiar un tronco, a poder ser de roble, con el objetivo de que se consumiese hasta año nuevo. Los tizones se conservarían en la familia como protectores del hogar y sus brasas también se utilizarían como recurso por su poder curativo. En Asturias esta es la tradición del nataliegu.

El nataliegu ye una d’estes tradiciones paganes que se facíen nesta fecha que se caltuvo hasta anguaño y, anque perdió muncha fuercia nes décades últimes hasta llegar casi al escaezu, munches persones tán faciendo por recuperala. Trátase de la quema d’un tueru d’un árbol, les más de les veces de carbayu, qu’ambura tola nueche y que se recueye a la mañana siguiente, día 25. Los restos recoyíense y guardábense hasta l’añu siguiente, cola intención de qu’esti ritual traxera fertilidá a la casa y al ganáu, y que defendiera a los sos habitantes del mal. Yera, poro, ún de los munchos rituales de Nuechebona, onde la familia se xunta pa cenar, sobre manera carne de gochu na tradición xunto con postres típicos d’estes feches como casadielles o bollines, feches con nuez picao y masa dulce de fariña de trigu, boroña, escanda, compota mazana, el quesu d'almendra, el lleche cuayao o les castañes amagostaes, ente otros.


Anque de tradición asturiana, como dicíemos enantes, el nataliegu o aiciones asemeyaes repítense n’otros puntos d’Europa. Asina hai referencies en zones de Francia, Inglaterra, Cymru, Alemaña, Portugal, Escandinavia o los Balcanes.

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