NUESTROS OBJETOS FAVORITOS: DE UN BALÓN A UN PIANO PORTÁTIL.

Hoy, la clase flexible de Primero de la ESO concluía la segunda de las exposiciones. Bajo el título: “Mi objeto favorito” se trataba de que nos describiesen su relación con uno de los objetos más importantes, que nos detallasen en qué se basaba esa importancia y que nos descubriesen, a profe y resto de alumnado, compañeros y compañeras, algún aspecto de su personalidad y de sus aficiones, de su historia, que aunque de pocos años, cuenta con experiencias interesantes: entre otros objetos nos han traído: Lucas F., un balón firmado por el internacional asturiano Villa; Héctor, un bote de bebida de la bici que recogió de su ídolo ciclista, Primoz Roglic, del equipo Jumbo Visma; Lucas G., la primera colección de cromos de la Liga que había acabado; Juan, su puzle favorito; Victoria, la guitarra con la que habían comenzado a tocar antes de la pandemia y que le sirvió para sobrellevar las horas de soledad en las semanas de confinamiento; Sofía, el libro que más le había impresionado: Erik Vogler y los crímenes del rey blanco; Diego rescató del fondo del armario la camiseta de la tercera equipación firmada por el ídolo lavianés Roberto Canella; Carlota, los playeros con los ganó (y ganará) varios campeonatos regionales de atletismo (sí, contamos entre nuestros pupitres con una campeona de Asturias), con los que nos explicó los tipos de clavos utilizados para las distintas pistas; Mar nos trajo la maravillosa enciclopedia de los animales de National Geographic con la que esta futura veterinaria o bióloga se adentra e el estudio de las especies; Irene, sus gafas de natación que tiene desde los tres años y que le permitieron observar un pez de colores en el mar; Sara nos mostró su maravillosa máquina de fabricar recuerdos: una cámara de fotos que imprime al instante y que fue su regalo de primera comunión; Lara nos enseñó su disco favorito de Harry Stiles que le sirve de banda sonora de sus viajes; Raúl nos enseñó su colección de cartas Pokémon y la complejidad de descifrar…, ¡hasta diecisiete informaciones distintas en cada carta!; Jose, el libro de su ídolo Íker Casillas, que ya ha leído tres veces…

Hoy, decíamos, concluía Mariola…

Mariola mandó al profesor un mensaje de teams: “¿Puedes ayudarme a montar mañana mi piano portátil?”

El profesor se quedó ojiplático y carisorprendido: ¿cómo?



Y sí. El profesor ayudó a Mariola, que venía cargada por el pasillo con ese estuche en el que los músicos parecen esconder armas terribles, como los gánsteres de los cómics y de las películas; un estuche que podría contener, tranquilamente, un bazooka de un videojuego. Pero la realidad fue mucho más amable: unimos dos mesas, abrimos el estuche y Mariola desplegó el teclado de su piano portátil, y nos contó cómo había iniciado su afición en 2017, su relación con la profesora rusa de piano, exigente pero también afectuosa que, al volver a Rusia para cuidar de sus padres le dejó en préstamo a Mariola este piano para que pudiese practicar con la condición de que cada año le mandase un video con sus progresos…

Fue una exposición graciosa, con muchas anécdotas, con mucha pasión por la música…

Al acabar, el profesor le pidió a Mariola que, si antes de ponerse con la métrica y los recursos de la Sonatina de Rubén Darío podría interpretarles algo. Y Mariola tuvo no solo la generosidad de vencer su timidez para premiarnos con su interpretación, sino la amabilidad de dejarnos que la grabásemos y que compartiésemos el momento en que, en clase de Lengua Castellana y Literatura, Primero de la ESO Flexible, se hizo la magia con la Mazurca Op. 7 No1 de Chopin.

(PD. Esperemos que la profesora de piano lea esto y vea los progresos de su discípula)


Comentarios

Entradas populares