de árboles y de hombres: el castaño y los cabornos
Cuenta la leyenda que el poderoso Júpiter se encaprichó de una de las ninfas de Diana, la casta Nea (castanea >castaña), e intentó forzarla. Ella prefirió suicidarse a acceder a la voluntad del dios. Júpiter, despechado, decidió transformarla en un fruto espinado: la castaña.
En Asturias la superficie de castaño en el verano de 2013 se estimaba en unas 77.000 hectáreas, la mancha de castaños más grande de toda Europa. Se sabe que el castaño creció en Asturias hace más de 20.000 años. Se creía que fueron los romanos quienes lo introdujeron en Asturias, pero en enero de 2018, investigadores del campus de Mieres, llegaron a la conclusión de que hace 21.000 años el castaño crecía en nuestros bosques.
Esta vez os proponemos ir de ruta, la de LOS CABORNOS: empezaremos por subir a Campiellos, y seguir por la ruta que hay detrás de la bolera hasta llegar a la zona de Los Malatos. A unos pocos metros encontraremos las primeras cuerries o corripes, donde se almacenan les castañes cañueles, cubiertas con hojas de felechos para mantener la humedad y así poer conservarlas. Otra opción para su conservación es secarlas en casa; son les castañes mayuques, que acompañaron los cocidos mucho antes de la llegada de la patata.
Continuaremos hasta La Llosa’l Llanu. Luego nos espera un camino de bajada con vistas sobre el Picu la Xamoca en el que ya empezaremos a encontrar decenas de castaños centenarios. Nos llamará la atención que los castaños de Los Cabornos son grandes troncos gruesos y chatos. A lo largo de siglos, estos árboles fueron injertados y podados hasta dejar la madera del interior al descubierto. Atacados por los hongos, poco a poco estos troncos quedarían totalmente huecos. Estos troncos huecos son los llamados cabornos o caboxos, cuyas formas imposibles inspirarían seres fantásticos, como trasgos y busgosos.
La ruta es sencilla y el paisaje es espectacular. ¡Animaos a conocer lo nuestro!
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