BUSCANDO UN LUGAR MEJOR, por Mario Orviz

Esta mañana fuimos a la biblioteca a que Mario Orviz (3º S A) nos leyera un relato muy especial. Aquí os dejamos fotos del momento y  os ofrecemos su cuento, el cual  resultó ganador en su categoría en el concurso de “Narrativa Breve Erssy Pozueco Campaña Solidaria Palabras Positivas”. El texto tenía que hablar de la esperanza, pero sin nombrarla. Y Mario lo consiguió. Resultaron finalistas también otros alumnos del centro, que no lo hicieron nada mal🤗: Enol Prendes, Erika Durán, Laura Blanco, Pelayo González y Raquel Ventoso, de 3ºSA; y Amanda Moriyón y Carmen Iglesias de 2º S B. Enhorabuena a todos por vuestra capacidad creativa y vuestro gusto por contarnos bonitas historias. ¡Muchas gracias! 🤩😍🤩😍
A continuación van las fotos de hoy el relato.👇🏽

BUSCANDO UN LUGAR MEJOR, por Mario Orviz 

Día 1: 
Me despierto. Estoy en una camilla. No sé quién soy ni cómo me llamo. Ni siquiera sé cómo he llegado aquí. Me asomo a la ventana y veo un montón de edificios y gente y coches en la calle. Aparece un señor con bata que se sorprende al verme despierto. Intento hablar con él, pero no me entiende. Llega otro señor con bata que sí parece entenderme. Me dice que estoy  en Barcelona, España. Me dice que llegue allí hace tres días muerto de hambre y que acto seguido me desmayé y que acabo de despertar. De repente me llega una sensación de felicidad y de entusiasmo, que rápidamente se convierte en una tristeza que me hace llorar, aunque no sé por qué. Un perro negro aparece por la puerta y recuerdo que se llama Chispas. Intento recordar más, pero de repente todo se queda blanco y pierdo el sentido. 

Día 2: 
Me despierto en un hospital. No sé quién soy ni cómo me llamo. Miro hacia la ventana y recuerdo: Barcelona. Vuelvo a sentir esa sensación de felicidad, seguida por una sensación de tristeza. Llega un médico que me recuerda a alguien. Me dice que me llamo Jacob y que llegué solo a España hace cuatro días, acompañado por un perro y me desmayé al llegar. “Chispas”, pienso, mientras el perro entra por la puerta. Me dispongo a acariciarlo pero me doy cuenta de algo: no tengo. Veo a un guardia con un arma y a mi padre cortándome el brazo herido. Me desmayo. 

Día 3: 
Me despierto en un hospital. Me llamo Jacob. No sé de dónde vengo. Recuerdo que estoy en Barcelona, tengo un perro negro llamado Chispas y me falta un brazo. Mi padre está muerto. Siento tristeza por él, pero sé que soy muy afortunado de estar aquí. Descubro un espejo. Me miro. Tengo los ojos rasgados. Viene un médico pero este tiene los ojos redondos y más abiertos. Me acuerdo de un lugar horrible y también de un desierto que creo que llamaban Gobi. El nombre de mi país me intenta venir a la mente, pero algo me dice que es mejor no recordarlo. Recuerdo tres nombres: China, Mongolia y Asia. No los consigo asociar a nada, pero rápidamente me desmayo. 

Día 4: 
Me despierto. Me llamo Jacob. Tengo un perro que se llama Chispas. Mi padre está muerto. Me pongo triste, pero sé que él querría que yo llegara a España, por lo que estoy feliz a la vez. Viene un médico y le pregunto qué significa China y Asia. Me dice que China es un país y que Asia es un continente. De pronto, todo me viene de golpe. Creo que no lo contaré aquí, porque es demasiado triste. Yo mismo rompí a llorar cuando lo recordé, aunque de alegría por haber escapado de mi país de origen. Espero que nadie tenga que sufrir lo que yo. Nadie se lo merece. Todos nos merecemos un mundo mejor.











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